L.C.D.A.

octubre 28, 2006

El sistema 2

Filed under: Cuentos — tale0 @ 9:22 am

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( para la primera parte de esta historia pinchar aquí )

A Kevin siempre les fascinaron las máquinas. Desde muy pequeño le había sido mucho más fácil relacionarse con cualquier tipo de aparato que con sus compañeros humanos.

En la escuela fue un estudiante mediocre a pesar de su enorme inteligencia. No sentía ningún interés por casi ninguna de las materias que se impartían. Y de aquellas que le interesaban había aprendido tanto por sus propios medios que el maestro resultaba a su lado nada más que un analfabeto. La escuela era un completo aburrimiento.

Su salvación fue el ordenador. Desde el primer momento en que se sentó delante de un terminal comprendió que él estaba en el mundo con un propósito. Que tenía una capacidad innata para hacer y deshacer con soltura allí donde sus congéneres demostraban una extrema torpeza.

Era capaz de ver con precisión allá donde los demás eran unos completos ciegos. Podía intuir, sentir las máquinas. Sólo viéndolas era capaz de comprender lo que pensaban sus diseñadores, sus inquietudes, sus guiños, sus estados de ánimo.

Pero también los errores que habían cometido.

Empezó con pequeñas cosas. Entradas furtivas en ordenadores ajenos. Sin dejar huella. Sólo por curiosidad.

Pronto esta actividad se convirtió en un reto. En una apuesta consigo mismo. En un convencimiento de que no existía en el mundo máquina alguna que no fuera accesible para Kevin. Que todo era cuestión de tiempo y paciencia.

Y hacía muy poco acababa de conseguirlo. Se había infiltrado en los sistemas de control del NORAD. Y lo que fue capaz de hacer le aterró en un principio. Había alterado sutilmente el orden de las palabras Estados Unidos y América en uno de los registros para comprobar con estupor que eran así pronunciadas literalmente por el nuevo presidente. Sintió vértigo del poder que desde ese momento tenía en sus manos.

Después de pensar cuidadosamente durante varios días como podría emplear su asombroso descubrimiento, al fin había dado con la solución sobre lo que debía hacer. Los trámites para fundar una empresa fueron sencillos. Delante suyo tenía el texto del anuncio que iba a insertar en la prensa.

Envíe un SMS con la palabra  PRESIDENTE seguida del texto que desee que pronuncie al….

Así pues, por un módico precio,…..

¿Qué le hacemos decir al presidente en el próximo discurso a la nación?

 © Tale

octubre 27, 2006

Todo lo que siempre quiso saber sobre los blogs pero no se atrevía a preguntar

Filed under: General — tale0 @ 6:02 pm

Reproducido y reproducible con permiso del autor http://www.mauroentrialgo.com

octubre 19, 2006

El sistema

Filed under: Cuentos — tale0 @ 10:17 pm

        PUPPET FOR PRESIDENT!       
Desde muy joven, a John Horatius Puppet no le gustaba como era el mundo que veía. Con la fuerza de su ingenuidad infantil siempre pensó que él iba a ser capaz de hacer cambiar el orden establecido.
 
Dotado de una inteligencia excepcional, Puppet se dio cuenta rápidamente de que el sistema sobre el que funcionaba su país tenía una extraordinaria fortaleza, una enorme capacidad para autoperpetuarse, de que sería totalmente imposible alterar nada desde el exterior. A pesar de los numerosos intentos en ese sentido, nunca nadie lo había conseguido. Las defensas eran demasiado poderosas. La coraza demasiado gruesa. La historia así se lo demostraba.
 
Así es que Puppet concibió un ambicioso plan. Un plan de muy largo alcance que le iba a permitir a él, John H. Puppet infiltrarse hasta el corazón mismo de los resortes del poder, hacerse con las riendas, para una vez desde ahí asestar el golpe definitivo. Mover las palancas necesarias para reestructurar el mundo de acuerdo a su visión. Se trataba de una obra que le llevaría sin duda toda su vida. Un edificio que habría que levantar con paciencia infinita, ladrillo a ladrillo, con cautela, sin jamás levantar la más mínima sospecha.
 
Es sorprendente la determinación que una idea puede proporcionarle a un hombre. Ya de joven se afilió en la delegación local del partido, realizando pequeñas colaboraciones. Poco a poco fue ganando confianza, creando una red de contactos que le ayudarían de forma inconsciente en la realización de su plan.
 
Se presentó como candidato en las elecciones municipales. De ahí siguió teniendo diversas resposabilidades en el condado. Años después fue ayudante del gobernador. Llegó a ocupar durante bastantes años el sillón de gobernador del estado.
 
Y finalmente, haciendo cierto aquel dicho de que en su país cualquiera podía llegar a ser presidente, inició su carrera como candidato a las presidenciales. Para él fue inesperadamente simple. Arrasó en las primarias para ganar finalmente al candidato del otro gran partido por un holgado margen.
 
La primera parte de su plan se había cumplido. Acababa de ser elegido el presidente del país más poderoso del mundo. De único imperio auténtico que existía en la tierra.
 
Dentro de unos minutos iba a dirigirse por primera vez al país como presidente. Dentro de unos minutos iba a comenzar a utilizar sus plenipotenciarios poderes para cambiarlo todo. El sistema iba a ser desmontado desde su propia base.  ¡Qué poco se imaginaban las palabras que iban a oír!
 
A unas decenas de metros de él, su nueva sombra, el coronel Gaylor portaba el maletín que le conectaba con el NORAD , el centro de la defensa aeroespacial. El cerebro de la organización militar. Ese maletín lleno de artefactos electrónicos donde introduciendo unas claves que sólo él conocía podía desatar en cuestión de minutos un infierno en cualquier lado del planeta. 

Se acercó al micrófono. Mientras se aclaraba la voz, observó por el rabillo del ojo como Gaylor manipulaba algunos de los controles del maletín. Una comprobación rutinaria sin duda alguna.
 
Sin embargo, en ese preciso instante sintió algo que jamás antes había experimentado. Una presencia en su interior estaba anulando su voluntad, impulsando a su garganta a articular unas palabras que jamás entró en su plan pronunciar:

Ciudadanos de los Estados Unidos, Dios Bendiga a América!

Su mirada incrédula buscó algún apoyo entre sus acompañantes hasta que enfocó la cara sonriente, satisfecha del coronel Gaylor.
                                                             

 para leer una continuación de esta historia pinchar aquí

octubre 12, 2006

Blue Boys

Filed under: Rabia — tale0 @ 10:50 am

¿QUE HAY DETRÁS DE UN CHOLLO?
 
 
 
Hace poco uno de mis hermanos regresó después de una estancia en Dhaka, la capital de Bangladesh.
 


Banglades
h es sin duda el país menos próspero de toda Asia. No suele figurar como destino turístico en los folletos de las agencias de viajes. Ya hace muchos años se decía que “si de verdad quieres saber lo que es la miseria, no debes ir a Calcuta, donde debes de ir es a Dhaka”. Parece que pasados los años esa frase no sólo sigue estando vigente, sino probablemente encierra todavía mucha más verdad.
 
Bangladesh se constituyó como una nación independiente en 1971 tras una sangrienta lucha por separarse de Pakistán. Hubo episodios de espeluznantes masacres o genocidios (que no conozco demasiado la diferencia entre esos horrores) de civiles bengalíes por parte del ejército pakistaní. Apagadas ya las notas de los conciertos de ayuda organizados por Ravi Shankar y su amigo Georges Harrison, queda un país con una población que supera los 140 millones de personas encerrada en una superficie similar a la de Grecia, situado en el delta de los ríos Brahmaputra, Ganges y Meghna. El terreno, si bien es inmensamente fértil, es también una fuente de problemas por la falta de salubridad y foco de enfermedades así como por lo propenso que es a las inundaciones . La renta per cápita es inferior a los 2.000 dólares anuales.
 

Me hablaba mi hermano del infierno que supone estar un tiempo en Dhaka, especialmente en la temporada calurosa y seca de antes del monzón, incluso para un privilegiado occidental con la posibilidad de acceder eventualmente a la isla de confort que proporciona un hotel minimamente acondicionado. Me hablaba del desorden y la corrupción generalizadas. De la contaminación omnipresente (hasta el agua embotellada tiene presentes restos de arsénico, o sea que es imposible librarse ni que se tenga dinero). De las enfermedades. De la explotación infantil.
 
Y me habló también de los niños azules. 
Los llamados niños azules son niños obreros que trabajan normalmente en las numerosas pequeñas industrias de transformación del aluminio. El polvo de aluminio que respiran durante toda su jornada se acumula en sus pulmones impidiendo una correcta oxigenación. Esta falta de oxígeno (hipoxia) provoca una coloración azulada característica en los labios y la piel que les da precisamente su nombre de niños azules. Se calcula que en la zona hay más de medio millón de menores de 15 años (el 10% de la población infantil) trabajando en condiciones adversas para su salud, sin protección legal o reglamentaria alguna. La mayoría de estos niños no llegan a alcanzar la edad adulta. 
Este es el final de la cadena. 
Porque a esta cadena la empezamos nosotros mismos cuando en nuestras sociedades nos lanzamos permanentemente a la búsqueda del mejor precio, de la tienda donde es más barato comprar lo mismo, a la búsqueda de los chollos. 
Este comportamiento, que es por otra parte lógico y lícito, genera una presión sobre los distribuidores que es trasladado en cadena a fabricantes y proveedores en búsqueda de la manera más barata de producir. Y la manera más barata es irse allá donde menos cueste la mano de obra y donde menos trabas medioambientales pongan.
La mecánica inflexible del capitalismo en su búsqueda de la eficiencia económica produce esto: desplazamiento de la producción allá donde más barato sea realizarla sin importar el coste social que eso suponga.
Al mismo tiempo que crea precariedad, desocupación y «mileurismo» en los propios lugares de consumo.
Todo ello alimentado por una legión de consumidores empeñados y obligados a estirar al máximo posible sus fuentes de ingresos.  
Y aquí empiezan las contradicciones al observar un mundo que no entiendo, y que seguramente tampoco pretende ser entendido. 
Como consumidor, como ciudadano y como actor en parte de este proceso me preocupa colaborar a alimentar esta situación.  
Sé por otra parte que si bien el futuro de un niño azul es muy pesimista, desde su propio punto de vista, tener la oportunidad de trabajar en una de esas fábricas es visto como una bendición. Una extraordinaria oportunidad. Que una disminución de los pedidos que les llegan desde los países del norte supone allí una tragedia absoluta.  
Sé que adoptar una posición individual tal vez pueda tranquilizar mi propia conciencia pero no añade ni quita nada al problema. Simplemente lo deja igual.

 

Que colaborar de alguna forma con gente que se implica directamente en el problema, probablemente sea tan imposible como intentar vaciar el mar con un cubo.
En definitiva confusión detrás de confusión y contradicción detrás de contradicción de un proceso imparable y del que todos y ninguno debemos ser responsables. 
Sin saber qué hacer me limito a considerar todo esto cada vez que veo una superoferta o un superprecio y ocasionalmente a intentar ayudar a la gente que se dedica a sacar cubos de agua del mar.
 
Porque al menos para el agua que está dentro del cubo, sé que será importante.
 

octubre 7, 2006

Puppet’s dream

Filed under: Pelis — tale0 @ 4:37 pm

EL SUEÑO DE LA MARIONETA

 

Hoy soñé que comprendía la razón por la que el despertador iba a terminar con mi sueño.

Hoy soñé que entendía el guión de la obra en la que llevaba toda la vida actuando.

Hoy soñé entender por qué se escribían las noticias.

Hoy soñé saber por qué pasaban las cosas.

Hoy soñé….

 

EL SUEÑO DE LA MARIONETA CONSISTE EN CREER QUE ES UNA PERSONA

Hoy soñé…..

¿Cómo ser John Malkovich?


¡Yo también quiero ser John Malkovich!
 

octubre 2, 2006

Síntesis

Filed under: Cuentos — tale0 @ 10:25 pm

Toda la sabiduría humana


«The White Page» por Izhar Cohen 

Cuentan de un hombre que poseía enormes conocimientos. A lo largo de su vida no había parado de estudiar consiguiendo aprender todo tipo de disciplinas y acumular todo tipo de sabidurías. Hasta tal punto que era capaz de discutir de las más avanzadas teorías de la matemática de vanguardia con los expertos para después terciar en historia, música, o deportes con los especialistas. Podía decirse que en su mente estaba acumulado todo el conocimiento del ser humano.

Así es que un día decidió que debería poner por escrito todos sus conocimientos y que publicaría en una obra llamada «Toda la sabiduría humana».

Subió al despacho de su casa donde se encerró con una inmensa provisión de papel y bolígrafos. Se sentó en su mesa de trabajo y tomó el primero de los folios.

Sentado en su escritorio, pasó un largo rato mirando la hoja en blanco.

Al cabo de tiempo comenzó a escribir. A partir de ese momento pasó horas, días y años transladando al papel todo el contenido de su mente. Guiado por una determinación febril, le era imposible parar de trabajar. Unicamente se permitía las interrupciones necesarias para alimentarse y dormir.

Cuando hubo terminado, tenía varias habitaciones llenas hasta el techo de papel escrito. Había colmado cientos de miles de páginas. Entonces comenzó a leer su obra y se dió cuenta de que en el proceso había repetido involuntariamente varias veces las mismas cosas. De que el texto estaba lleno de desorden, de redundancias y hasta de algunos capítulos que no eran esenciales y por tanto se deberían omitir.

Así es que decicidió proseguir su trabajo, esta vez realizando una síntesis.

Reescribiría todo su compendio del saber, dotándolo de una estructura lógica, eliminaría todo aquello que no era necesario o que estaba repetido.

Empleó unos pocos años en completar esta nueva fase. Cuando hubo acabado tenía la satisfacción de haber resumido en poco más de mil hojas «Toda la sabiduría humana». Sin embargo en una nueva relectura se volvió a dar cuenta de que si se lo proponía todavía podía mejorar la concisión, extraer la esencia de todo el saber utilizando para ello un menor número de palabras. Por lo tanto no serían palabras cualesquiera. Cada una de ellas sería portadora de un enorme tesoro de conocimiento.

Al final había conseguido expresar todo el conocimiento del ser humano en tan solo un centenar de páginas.

A pesar de todo seguía sin estar satisfecho. ¿Y si todavía había dejado algo superfluo? ¿Y si quedaba algo que realmente no era necesario? ¿Cosas que se podían deducir inmediatamente unas de otras?. Tal vez un nuevo ejercicio de relectura le permitiría exprimir más aún la esencia pura del conocimiento.

Así es que continuó su tarea de relecturas y síntesis sucesivas como si aquel fuera el último trabajo de su vida. A medida que lo vió posible fue podando una frase aquí, reconvirtiendo una palabra allá. El tratado se redujo a una única hoja. Después a sólo unos párrafos. Y por último a una única palabra.

Había conseguido resumir en una única palabra, en La Palabra, todo el legado del saber, del conocimiento y la experiencia humanos acumulados a lo largo de los siglos.

Y sin embargo, no acababa de sentirse completamente satisfecho. Llevado por su hábito de eliminar lo superfluo, de focalizarse únicamente en el núcleo fue quitando letras a La Palabra hasta que la dejó reducida a una única letra. La Letra que era el resumen final de todo. Y por último eliminó esa letra.

Sentado en su escritorio, pasó un largo rato mirando la hoja en blanco.

Completamente satisfecho por primera y única vez en su vida, envió ese folio en blanco a su editor para que publicara la obra a la que había dedicado su vida.

El compendio de «Toda la sabiduría humana».

 

© Tale

 

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