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Y ahora, a por la otra mitad.

      

       

    

  

 

Soliloquio locuo geoeconómico de andar por casa

MADE IN CHINA

Bueno. Antes ponía «Made in P.R.C.» . People’s Republic of China, es decir República Popular China. Aunque parece que eso de la república popular sea hoy una batalla del siglo pasado y en el actual lo que importa es China a secas.

Pero gente, «people’s»  sigue habiendo un montón. Un montonazo. Y como además casi todos son enormemente pobres, pues como a todos los enormementes pobres no les queda más remedio que trabajar enormemente a cambio de casi nada. Y es lo que hacen.

Tener el control de muchísima gente muy pobre. De ahí nacen los imperios. Para hacerse con un imperio sólo hace falta tener mucha población, poder económico y un gran ejército. Sin embargo resulta que a los viejos imperios ya les va bien como están y no les gusta tener nuevos compañeros en el club. Especialmente si son tan enormes que te pueden quitar el puesto.

Mucha gente igual a un potencial militar enorme. Pero un ejército muy grande necesita mucho dinero. Así se liquidó la guerra fría. Por no poder gastar más. Resulta irónico que después de pasar generaciones enteras comiendo lentejas para fabricar divisiones de tanques a punta pala alguien invente una bomba llamada de neutrones que sirve justamente para que todo ese esfuerzo se vuelva humo. Por no poder pagar tanto juguetito militar hay que acabar tirando la toalla.

Por lo tanto se dijeron «No podemos cargarnos a la gente. Son demasiados y además esos están bien armados. Habrá que ir a por su economía..»

¿Y de donde sacan su riqueza?. Hoy por hoy de sus bajos costes, lo que les permite desparramar sus productos por todo el mundo. Así es que estudiaron la fórmula. La fórmula es:

Coste de un producto Made in China puesto en occidente  =

Coste de la materia prima en China  +

Coste de la mano de obra para fabricarlo +

Coste de transportarlo hasta occidente.

Está claro: «lo de la mano de obra les sale gratis, así es que habrá que darles en los otros dos». Dicho y hecho. Transporte igual a precio del petróleo. O al revés. Tanto da. Lo más fácil fue adueñarse de la tercera mayor reserva del mundo. Excusas hay de sobras y sino se inventan. Es más, de ahí a la primera y la segunda reserva sólo hay un paso. Por si acaso. Y motivos ya habrá si hace falta. Lo de las materias primas, los metales, el cemento y todo eso es mucho más fácil. Sobra práctica, mercados, astucias y medios.

Y en eso estamos. A cambiar de ideas. Que con el petróleo a 300 dólares el barril las nucleares son mucho menos contaminantes de lo que pensábamos y hasta perfuman el ambiente, incluso las líneas de alta tensión por el Pirineo llegan a poner una nota de belleza bucólica en el paisaje. 

Aunque coja al resto del mundo por banda. A ver si aprenden que eso de quitar del sitio a los que mandan nunca fue fácil. Y en pleno siglo XXI mucho menos.

 

Un consuelo. Dicen los economistas que cuando más se empobrece uno, más competitivo es.

Pues a este paso vamos a ser competitivos de padre y muy señor mío.

Reuniones domésticas de venta

Sesión de «tupper»

  

Se trataba de una antigua práctica comercial utilizada para vender productos de belleza y recipientes de cocina, aunque después se utilizó para otro tipo de productos. Recibió la invitación en forma de secreto. Aún cuando aquella actividad era legal en su país, se diría que no se trataba de algo socialmente demasiado bien visto y por lo tanto todas las convocatorias se transmitían mediante el boca-a-oreja. A pesar de ello sabía que aquellas reuniones ocultas eran mucha más frecuentes de lo que parecía.

Era su primera vez. Acudió puntualmente con un una mezcla de curiosidad y nerviosismo. Conocía a alguno de los asistentes y por supuesto a la anfitriona. Ésta se había esforzado por acondicionar el comedor de su casa de forma que fuera un reflejo de su pulcritud personal. Al fin y al cabo tener invitados en casa siempre llevaba implícito pasar una especie de examen. La vendedora charlaba de forma distraída con algunos de los presentes entre sonrisas y nervios mientras esperaban la llegada de los últimos convocados.

Finalmente comenzó la sesión. La vendedora desplegó sobre las mesas todo su arsenal de artefactos. Últimas novedades de la industria diseñadas para satisfacer los más ocultos deseos privados. Algunas sonrisas cohibidas. Todos atentos a las sorprendentes explicaciones con las que la vendedora hacía circular algunos de los productos de mano en mano entre los asistentes.

En aquel momento lo vio y desde entonces no pudo apartar los ojos de él. Supo que tenía que ser suyo aquel mismo día. Que iba a ser el complemento perfecto. Se amoldaría perfectamente a su cuerpo como si fuera una prolongación insustituible de su propio ser. No importaba el precio que hubiera que pagar.

Lo cogió sintiendo que una excitación recorría su cuerpo. Podía imaginar sus vibraciones cadenciosas llevando su cuerpo al éxtasis.

No lo pensó más. Le facilitó su tarjeta de crédito a la vendedora mientras se recreaba en el inmenso placer que le iba a proporcionar la compra.

Sintiendo una incipiente erección abandonó la sesión de tupperweapon portando el maletín con su nuevo subfusil H&K UMP45 de acero pavonado capaz de disparar ráfagas de 600 disparos por minuto con precisión y fiabilidad.

© Tale